reseña del libro El don de Creer por Julian Marcel
El don de creer, Leonor Silvestri, curcuma ediciones. 2010, 48 páginas
Sinceramente ignoro cual es el ethos que sigue la poesía contemporánea argentina o cuáles son las disyuntivas que se plantan en general en los poemarios actuales. Leo los libros que quiero leer y destaco en el blog los libros a los que me parece necesario destacar. No está exento de esta característica El don de creer, poemario de Leonor Silvestri editado en 2010 por curcuma ediciones. Si refiero esta duda sobre la poesía nacional es basicamente porque Silvestri dedica este libro para considerar y justificar su accionar anarquista de género, así también lo hace como integrante de Ludditas Sexuales.
El libro, breve, plantea desde varios tópicos para poder dar cuenta de una situación particular en el interior de la poeta. Retrata la sociedad argentina desde su propia alma. Mas es justo declarar que el alma de la artista no esta exenta de las convicciones anarquistas que defiende a pesar que en la actualidad el anarquismo no tiene la fuerza de hace cien años. Esto lo escribe la artista al decir:
Sé que no se usa ser militante este verano
-se dejó de usar como el flequillo de Betty Page-
pero no puedo evitar el destino que me permite
dormir más o menos tranquila a la noche
(El anarquismo es un amparo)
Otros poemas del libro como Bakunin o Diggers tambien cursan esa justificación.
Siguiendo y releyendo los poemas del libro presenciaremos como poco a poco un todo coherente justifica los versos y el título mismo del libro. Creer en el anarquismo, dice la autora, no es un modo de llevar una ideología sino un estilo de vida adecuado a las no reglas que impone el anarquismo. El anarquismo no es una expresión política, es una forma de asumir la vida en contraposición explícita con los ordenes, las morales, los sistemas y las instigaciones patriarcales que impone el capitalismo. Estos temas aparecen recurrentemente en Silvestri sea para criticar furibundamente al patriarcado como también a la cuestión de género, Döppelgaenger es el poema que describe esa cuestión.
Sin embargo, considerar las cuestiones de genero o de los patriarcados configura tras de sí la crueldad humana como tema a resolver. Hay dos poemas en donde la poeta intenta reflejar esa característica, La Sociedad Rural y Santiago del Estero al 600.
nuestro placer basado en la superioridad
justificando el dolor de quien no se puede
defender (...)
(La Sociedad Rural)
El capitalismo como elemento central de dominación, explotación y discriminación, y también forjador de prejuicios y figuraciones, más allá de ser una toma de palabra común en todo aquel artista que se considera de izquierda, en Silvestri (y me animo a decir en todo el anarquismo) se añade una nueva vuelta de tuerca. Ya no es solamente el sistema capitalista el explotador sino que las personas comunes, la quietud conservadora de la clase media y los palidos lujos de las clases pudientes quienes mantienen ese sistema. Media clase, Alto Palermo y 2007 son los versos que muestran en forma más acabada esa crítica. En este último escribe a raíz de la nevada de ese año en la ciudad de Buenos Aires:
cada casi 100 años nieva
en buenos aires
el pueblo, no sé de que clase,
se atreve recién
a tomar las calles
celebra o festeja
el mundial de nieve
frente a la ventana
con la calefacción central
(2007)
Pero pese a toda ese manto de críticas justificadas desde el interior del artista, el lugar concedido al amor o los sentimientos no es menor. El poema más largo de todo el libro (ocupa 7 páginas de las 48) llamado James Towle se inicia con la imágen angustiante de una cama vacía.
Sin embargo, y este es mi humilde parecer. el amor es la sombra que rodea el libro. Tener fe en cualquier cuestión (Dios, el azar, anarquismo) es en sí mantener las ilusiones intactas respecto de concretar un mundo mejor. El amor por seguir aquí, las ganas de seguir aquí y pelear contra la corriente, contra las imposiciones implica enamorarse de la fe. Una fe que trasciende los mismos límites de la razón. Creer es un don que en verdad no se le concede a cualquiera, dice la cita de Cristian Ferrer que acompaña al libro. Y es verdad. Pensar en un mundo mejor es una cuestión simplista. Actuar por un mundo mejor es llevar esa fe en la piel. Acaso Silvestri sea de esas personas.
Julian Marcel